#8 Simple, busca la explicación más simple.

Busca las respuestas más simples.

«Seguí mi camino de espíritu inquieto, explorando y dándome de bruces con las Matemáticas y la Física, que no terminaban de encajar en ayudarme a responder todas esas simples preguntas que nos hacíamos.
Me encanta preguntar, me encantan las películas y libros que dejan interrogantes abiertos…
Si tuviera que escoger una ahora, elegiría la de «Lucy», por todo lo que implica.

Nos preguntábamos una, otra y otra vez lo mismo:

  • ¿Cómo llegamos hasta aquí?
  • ¿Cuál fue el origen de todo?
  • ¿Cuál fue el instante y cómo se originó la vida?
  • ¿Qué pasa al morir?
  • ¿Existe el alma?
  • ¿Somos parte de algo más grande?
  • ¿Existe Dios? 
  • Si es así, ¿Cómo demostrarlo?
  • ¿Por qué a veces podíamos leer los pensamientos de otro?
  • ¿Es posible viajar en el tiempo?
  •  ¿Teletransportarnos?
  • ¿Hay una Matrix
  • ¿Hay seres extraterrestres que nos visitan?
  • ¿Cuál es la solución a la teoría del todo?
  • ¿Cómo se transmiten las fuerzas de acción a
    distancia?
  • ¿Cómo es decodificada esta transmisión?
  • ¿Qué sucede en los agujeros negros, qué son?
  • ¿Hay un tejido del universo?

¿De qué está compuesto?
Todo lo que habíamos leído, todas las teorías tienen sus puntos de fuga, todas nuestras hipótesis eran erróneas.
Ahí seguía la vida contemplándonos a todos con esa mirada tierna, sonriendo, como si fuera nuestra
madre. 

Nos miraba con esa mezcla de preocupación,
felicidad y mirada rigurosa.
No nos decía mucho y, a su vez, nos decía todo.
Quería que experimentáramos y ella se divertía de
nuestra ignorancia, de nuestras miradas, de nuestros
afortunados tropiezos que grandes enseñanzas nos
fueron aportando.
Las preguntas, una y otra vez, rebotaban en las pa
redes de nuestros cráneos.

Las incipientes respuestas duraban lo que duraba un lirio y se marchaban al tacho de la basura.
Yo intuía que estaba contaminado por todo lo heredado, sabía que tenía que empezar desde cero, como en otras cosas de la vida.

Borrón y cuenta nueva, mi cerebro necesitaba oxígeno fresco.

Deambulaba por la vida entre el Río de la Plata y
el mar Mediterráneo con mi mochila a cuestas.

Llevaba en ella una voz que me repetía una y mil veces: busca lo más simple, la punta del hilo de la madeja.
Ahí estará la primera respuesta.

Luego, poco a poco, ve deshilachando, sigue el hilo.
Así establecí el primer principio:
I) Simple, tiene que ser simple el origen de todo.
El primer suceso que dio origen de todo es algo
sencillo, simple.
Lo grabé a fuego en mi cerebro.
Igual tenía la sensación de que algo nos faltaba.

Tal vez un sexto sentido para poder captar lo que se escapaba, como los tiburones.

Las aves que podían captar campos magnéticos, no nos era posible completar ese rompecabezas, algo nos impedía verlo todo».

Extracto de mi libro «Yo tengo respuestas».

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